El licenciado catamarqueño, Esteban Vera, forma parte del equipo de investigación que demostró que un viejo antibiótico, en muy bajas dosis, puede reducir la toxicidad de una proteína responsable de propagar la muerte de las neuronas en la enfermedad de Parkinson.
Un equipo de investigación liderado por la tucumana Rosana Chehín, investigadora independiente del CONICET en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO, CONICET-UNT) y Rita Raisman-Vozari, del Instituto para el Cerebro y la Médula espinal (ICM), de París, Francia, descubrió que la doxiciclina, un antibiótico utilizado hace más de medio siglo es capaz, a muy bajas dosis, de reducir la toxicidad de una proteína responsable de inducir y propagar la muerte de las neuronas en la enfermedad de Parkinson.
El descubrimiento fue publicado en la revista Scientific Reports, del grupo editorial Nature y demuestra in vitro que con muy bajas dosis de doxiciclina se puede inhibir la agregación tóxica de la proteína alfa-sinucleína.
María Florencia González Lizárraga, becaria del CONICET, está realizando una tesis doctoral en el tema y comenta que si bien con este hallazgo se abren nuevos horizontes terapéuticos para el tratamiento de estas patologías, hay que esperar a las pruebas clínicas.
La doxiciciclina es un medicamento seguro y conocido, ya que fue patentado en 1957 y se lanzó para uso comercial en 1967. Es un antibiótico que pertenece al grupo de las tetraciclinas y se utiliza para el tratamiento de neumonía y otras infecciones como el acné, la enfermedad periodontal, la malaria y la sífilis.
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