Analía Raña Sa, abogada de familia y especialista en Sucesiones, en diálogo con Diego Ramos sobre el caso del encargdo del edificio donde vivía Beatriz Sarlo, quien se presentó en la Justicia como heredero del departamento de la escritora y ensayista que murió en diciembre del año pasado.
Lo que parecía ser una sucesión sin mayores complicaciones se transformó en una trama judicial inesperada. La herencia de la ensayista clave de la intelectualidad argentina, está hoy en el centro de un conflicto que involucra manuscritos sin certificación oficial, vínculos afectivos y decisiones legales que aún no están cerradas.
"Nuestro Código Civil lo preveía y lo continuaron en la reforma del 2015, y es plenamente eficaz un testamento en donde uno le deja el patrimonio a quien quiere, siempre sin afectar la legítima. Es decir, los herederos forzosos, a quienes no podríamos excluir nunca. En el caso de que hubiese un cónyuge vivo, o hijos o padres", mencionó. "Fuera de estas tres figuras, si uno tiene hermano pero no cónyuge, padres o hijos, podría donar el 100 % a otra persona. Y sería hasta un porcentaje si uno tiene cónyuge, padres o hijos", esplicó Raña Sa.
La letrada contó que el primero en presentarse a la sucesión fue Alberto Sato, como su heredero, único familiar de Beatriz, quien se casó por el Registro Civil de Buenos Aires en marzo de 1966. Ellos nunca se divorciaron "porque no existía en la Argentina el divorcio". "Por la información que se supo fue el primero en presentarse, pero la Justicia lo excluye", advirtió.
Sarlo murió el 17 de diciembre de 2024, a los 82 años, producto de un accidente cerebrovascular. Vivía sola, no tenía hijos y estaba separada de hecho de su esposo, el arquitecto Alberto Sato Kotani.
La escritora residía desde hacía casi dos décadas en un departamento en Caballito, que adquirió como bien propio y en el que, según el encargado del edificio, dejó instrucciones escritas sobre su destino.
Ese encargado, Melanio Meza López, presentó ante el Juzgado Civil Nº 91 dos manuscritos que, según afirma, fueron escritos por Sarlo a mano y firmados por ella. Uno de ellos habla del cuidado de su gata Niní; el otro, más amplio, expresa su voluntad de que Meza reciba el departamento tras su muerte.
Ambos documentos fueron presentados en febrero y actualmente están siendo sometidos a una pericia caligráfica oficial. Meza solicitó formalmente esa prueba para que los textos puedan ser considerados como testamentos ológrafos, es decir, redactados a mano sin escribano ni testigos, pero válidos según el Código Civil y Comercial.
Mientras tanto, el exesposo de Sarlo, con quien mantenía un vínculo legal pero no convivencial, también pidió ser reconocido como heredero.
Sin embargo, el juez Carlos Hugo Goggi lo excluyó del expediente, argumentando que la separación prolongada sin voluntad de reconciliación impide el acceso a la herencia. La defensa de Sato apeló esa decisión ante la Cámara Civil Sala E, que todavía no resolvió el recurso.
La discusión judicial fue acompañada por reacciones públicas. Un grupo de amigos y colegas de Sarlo publicó una carta abierta en redes sociales expresando su preocupación por el destino de sus bienes y su archivo.
En ese documento, manifestaron su respaldo a Sato y destacaron que su intención es donar el archivo personal de Sarlo al Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI).
Esta institución se dedica a preservar, conservar y difundir las producciones políticas y culturales de las izquierdas latinoamericanas desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad.
En medio del proceso, surgieron también denuncias sobre la presunta venta de objetos personales de Sarlo, como libros y discos, desde su departamento.
La influencer cultural Vanessa Bell dio a conocer que una disquería ofrecía piezas de su colección, los amigos de la escritora atribuyen esas acciones a Meza, a quien acusan de disponer de los bienes sin autorización judicial.
Actualmente, Meza continúa trabajando como encargado del edificio, que tiene un solo departamento por piso, y conserva las llaves de la vivienda.
Lo que parecía una sucesión rutinaria derivó en un debate de fondo sobre la figura de Beatriz Sarlo. Más allá del fallo judicial, la verdadera discusión es quién garantiza que su obra y memoria no se pierda en medio de una disputa legal.
En Creer o Reventar, el programa que conduce Hugo Macchavelli, también habló sobre este tema Paula Mayol, abogada especialista en sucesiones: "El código civil y comercial nos permite realizar testamentos, pueden ser de indole patrimonial o extrapatrimonial. Deben realizarse según las formas de la ley. En el caso de los manuscritos, si cumplen con los requisitos formales, son válidos. Se debe cerciorar por una pericia caligráfica, para corroborar que ha sido escrito por puño y letra del testador".
