Por Daniel Corujo

Venía amagando desde la última parte de la gira en polvo de ladrillo que desembocó en Roland Garros.

Había metido final en Queens. Y en Wimbledon fue de menor a mayor para ganar su decimotercer Grand Slam.
Señoras y señores, "volvió" Novak Djokovic.

El serbio, después de su operación en el codo derecho, sufrió un regreso "traumático". Le costó mucho. No hacía pie. Perdía rápido en los torneos. Y jugadores como el eslovaco Martin Klizan o el japonés Taro Daniel, que en el mejor momento de Novak con mucha suerte le hubieran sacado un set, lo derrotaron.
En el césped londinense, Djokovic "avisó" cuando dio vuelta su partido de tercera ronda con el local Edmund. La rompió ante Nadal. Y aprovechó el motor fundido de Anderson. Y se sacó la foto con la Copa.

Ojo. Ahora "Nole" será peligrosísimo. Otra vez. Regresó al Top-Ten. Recuperó su nivel de juego y confianza. Y no tiene puntos para defender hasta el final de la temporada. Apunta al Top-5.
Y pensar que al principio de este siglo parecía una utopía que alguien superara los 14 Grand Slams ganados por el norteamericano Pete Sampras. Y no sólo lo alcanzaron. Sino que dos ya lo superaron (el suizo Roger Federer con 20 y el español Rafael Nadal con 17) y ahora otro, Djokovic, quedó a un grande de alcanzarlo.
Esto habla a las claras de lo altamente competitivo que fue el último tiempo del tenis masculino. Con unos jugadores de juego y mente insuperables. A disfrutarlos. Queda poco tiempo. Ellos también se van poniendo viejos...